Publicado por Taurus en 1957.
80 páginas (ADE).
Desde 1952, año en que empezó a colaborar en “La Codorniz”, Rafael Azcona no ha hecho otra cosa que ganarse la vida escribiendo y dibujando con la pretensión de enseñarle al prójimo a reírse de sí mismo.
Sin interrumpir su colaboración en la revista que le dió a conocer, Azcona ha asomado su firma a numerosas publicaciones españolas, y ha publicado los siguientes libros: Vida del repelente niño Vicente, que está a punto de aparecer en su quinta edición; Los muertos no se tocan, nene, libro que su autor prefiere entre los que ha escrito; Memorias de un señor bajito, título que agrupa una serie de trabajos publicados anteriormente en la prensa, y El pisito, una novela de amor e inquilinato recién salida de la imprenta. Ha escrito, además, Cuando el toro se llama Felipe, su primer libro, que debió aparecer en 1954, y un guión de cine, en colaboración, que quizás no llegue a rodarse nunca por no contar entre sus personajes con niños encantadores ni con señoritas andaluzas; en la actualidad prepara una novela que se llamará Un señor muy formal, y cuyo protagonista, aunque parezca raro, no será un señor muy informal.
Nacido en Logroño hace treinta años, Rafael Azcona piensa llegar a la vejez cuanto antes para consagrarse a la serena contemplación de los afanes humanos y para poder besar en la frente a las jóvenes, sin miedo a que los padres de las jóvenes pretendan que se case con ellas.
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Paralelamente a los títulos de la colección El Club de la Sonrisa, Taurus publicó varios volúmenes gráficos con chistes y viñetas humorísticas, en tapa dura, papel de calidad y edición cuidada: Éste de Azcona, Pequeño planeta (de Mingote), que contó con una versión en inglés; y Gila y sus gentes (de Miguel Gila). Están ahora todos en el blog.