lunes, 27 de febrero de 2023

El retorno de los brujos (Louis Pauwels y Jacques Bergier)

 

Publicado por Plaza & Janés en noviembre de 1967, dentro de la colección Otros Mundos.
Título original: Le matin des magiciens.
Traducción de J. Ferrer Aleu.
520 páginas (ADE).

¿Desaparecieron civilizaciones técnicas en épocas inmemoriales? ¿Será la sociedad secreta el sistema de gobierno del futuro? ¿Existen puertas abiertas a universos paralelos? ¿Derivamos hacia una supra-humanidad? Una visión fantástica de la realidad pasada y futura. Un verdadero éxito mundial. Edición ilustrada.

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Ya sé que este libro no puede calificarse propiamente de “olvidado”. De hecho es un clásico y puede encontrase fácilmente. Sin embargo, como hace mucho que lo leí, y aún lo tenía en casa, me apetecía echarle otro vistazo, pasados tantos años, y he aprovechado para hacer mi propia versión digital.

He corregido unos cuantos errores evidentes en la traducción, consultando el original francés. Asimismo, he añadido un fragmento perdido, tomándolo del original y devolviéndole el sentido al párrafo afectado; en este caso lo he identificado con una nota al vuelo.

miércoles, 15 de febrero de 2023

El cíngulo. Como ovejas al matadero (José Luis Castillo Puche)

 

Publicado por Destino en abril de 1971. Número 359 de la colección Áncora y Delfín.
265 páginas (ADE).

Desde «Con la muerte al hombro» aquella su primera novela que le revelara de modo fulgurante en el mundo de las Letras, ningún libro de Castillo-Puche puede leerse desapasionadamente. El inconformismo estilístico e ideológico del que da fe en cada uno de ellos es piedra de escándalo para muchos. Su fuerza crítica es incómoda para bastantes. Por ello cada aparición de una obra suya va acompañada por resistencias de grandes sectores.

Sin duda, «Como ovejas al matadero», primera novela de la trilogía «El cíngulo», no escapa a esta trayectoria. Porque si muchas veces se ha presentado la vida del sacerdote desde la vertiente pastoral, por primera vez se ofrece la conflictiva más íntima y humana de quienes están consagrados al servicio de Dios. Obra descarnada, dolorosa, constituye un dramático esfuerzo por hacernos comprender que la Iglesia no puede prescindir de la condición humana de quienes la forman y sirven.

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Tremendo testimonio sobre el interior del seminario y las almas que allí encauzan gozosamente su vocación, o por contra sufren terriblemente. El autor no ahorra detalles. Castillo Puche fue seminarista en su juventud.

domingo, 5 de febrero de 2023

Cosas mías (José Luis Coll)

 

Publicado por Planeta en abril de 1976.
139 páginas (ADE).

Empecé esto de vivir un 23 de mayo de mil novecientos treinta y tantos, en Cuenca, cosa que muy poca gente puede decir. Inmediatamente me di cuenta de que esto no tenía un buen cariz. A consecuencia de la primera bofetada hice el Bachillerato, el cual me sirvió para nada, como es lógico. Después me empleé en una oficina (Abastos), en la que sólo resistí cinco años. Ellos siguen. Comencé a colaborar en el periódico local Ofensiva y en Radio Nacional conquense. Con lo que sacaba de ambas colaboraciones ya tenía para nada, y con eso iba tirando. De otra bofetada hice la mili. En 1956 me fui a Madrid, bajo el patrocinio monetario y artístico de César González Ruano, que Dios tenga en su café. Y como al césar lo que es de César, a él le debo lo poco o mucho que hasta ahora haya conseguido.

Me presentó a Mingote y con él me inicié en los avatares humorísticos del desaparecido Don José. Como ya ganaba casi 1.500 pesetas al mes me casé. Con una mujer, por cierto, cosa que tampoco pueden asegurar todos los casados. La Codorniz me acogió en su seno (el otro, no teta) en 1959, año en el que también conseguí ser actor y guionista de Radio Madrid. Y de esta manera, con el dinero que cobraba en la radio y La Codorniz logré que mi patrona me echara de la habitación por no pagar. Casado y cansado, entré a TVE en 1961, donde hice como guionista, en compañía de un ex compañero, «La tortuga perezosa».

Ya por entonces, Luis Sánchez Polack (Tip) y yo éramos todo lo amigos que permiten las leyes vigentes. Y nos divertíamos solos, hablábamos solos, nos reíamos solos y nos daban envidia las personas que tenían una peseta para coger el «Metro». Tuvimos hijos (mi mujer y yo, que en esto Tip jamás colaboró conmigo) hasta un número de cinco en la actualidad.

Creo recordar que fue en 1969 cuando a Fernando García de la Vega se le ocurrió llevarnos a TVE, no como Luis Sánchez Polack (Tip) y José Luis Coll, sino como Tip y Coll, a su emisión «Galas del Sábado». Y como la gente es buena en el fondo, buena y agradecida, dijeron que sí, que bueno, que de acuerdo, que se reían. A partir de entonces nuestras deudas fueron disminuyendo, disminuyendo, disminuyendo... Cine, teatro, televisión, radio, circo y variedades, aun siendo puramente españoles. Y en ello estamos, mientras Dios y otras cosas lo permitan.

José Luis Coll

Tras el éxito obtenido con El diccionario de Coll, que ha superado ya la cifra de los cien mil ejemplares en poco más de tres meses. José Luis Coll nos ofrece con Cosas mías otra obra destinada a obtener el favor masivo de sus lectores, ya que son éstos, sin duda, los mejores y mayores propagandistas de un humor cuyo triunfo se debe, tal vez, a que ha sabido encarnar, desentrañándolo, el mundo absurdo en que nos ha tocado vivir.