martes, 28 de enero de 2025

El hombre que no sabía pecar (Martín de Azcárate)

 

Publicado por Destino en noviembre de 1961. Número 217 de la colección Áncora y Delfín.
215 páginas (ADE).

«El hombre que no sabía pecar» es la historia de un joven que, abandonando el seminario, decide probar el sabor del pecado. En esta apasionante novela se afronta el problema de la presencia del mal en el mundo que, de Bernanos a Graham Greene, ha preocupado a toda una corriente de la novelística europea contemporánea. Pero si ésta es la novela del pecado también es, dada la honda y valiente raíz católica que inspira este libro, la novela de la Gracia que Dios no niega a quienes saben dejar oír la voz del niño que todos llevamos dentro, el cual, con la arrebatadora fuerza de la inocencia, plantea y vence las más secretas batallas del espíritu. El autor conjuga en esta obra la violencia de las situaciones más dramáticas con el sano lirismo de la visión joven del mundo; esta visión de que gozan aquellos que, desde la certeza de su fe, saben que donde para unos empieza el angustioso muro del absurdo se encuentra, precisamente, la esperanzadora frontera del misterio.

Tras el seudónimo Martín de Azcárate se encuentra el sacerdote José Luis Martín Descalzo.

jueves, 16 de enero de 2025

Nuestros vecinos del cosmos (Günter Paul)

 

Publicado por Plaza & Janés en junio de 1978, dentro de la colección Otros Mundos.
Título original: Unsere nachbarn im weltall.
Traducción de Juan Godo Costa.
217 páginas (ADE).

En algún mundo desconocido para nosotros, otros seres inteligentes están discutiendo la posibilidad de vida en otros planetas. (Edición ilustrada).

lunes, 6 de enero de 2025

Sola se queda la tierra (Sebastián Bautista de la Torre)

 

Publicado por Prensa Española en mayo de 1968, dentro de la colección Los Tres Dados.
233 páginas (ADE).

Sebastián Bautista de la Torre es andaluz, de las serranías altas de Segura. Abogado, periodista, un tanto poeta y un mucho humorista, su creación como autor destaca en lo dramático. La colección literaria “Al verde olivo” publicó sus obras “Torero a muerte”, “Madrugada”, “Llegó por la nieve” y “El joven tímido”. Desde 1957 a 1965 estrenó en Madrid, con variada fortuna, “Antes de las nueve: Amor”, “La Kruger Bom”, “La galera de papel”, “Un sueño en paño menor”, “El Opositor” y “Cosmonauta en tierra”. A pesar de su alcance minoritario, “La galera de papel” fue seleccionada para el Festival de Teatro de Ámsterdam y mereció en su día favorables elogios de la crítica: Alfredo Marqueríe dijo de ella “... confirma y ratifica las admirables dotes que dentro del más riguroso concepto del humor y del teatro, sin nada que envidiar a las más audaces invenciones extranjeras —Ionesco, Adamov, Becket, etc.— posee el autor”, y Adolfo Prego: “«La galera de papel» es verdadero teatro, y sobre todo es moderno teatro. Se trata de una farsa satírica que se apoya en el realismo para remontarse a regiones más elevadas. El autor trae hasta el escenario un nuevo sentido del humor. Un humor que, sin dejar de ser satírico, conserva la poesía.”

Con el presente libro el autor se estrena en el género literario del relato corto. Animado por la resonancia que obtuvo “El último surco”, aparecido en las páginas dominicales del “ABC”, S. B. T. ha querido redondear un tema muy metido en sus carnes y en las del cuerpo social de nuestra época: el abandono de la tierra. Y para que la imagen sea más sincera y directa, da de lado a sus posiciones intelectualistas anteriores en busca del tono elemental y sencillo que requiere el tratamiento, adentrándose en la auténtica entraña popular de la que se ve ferviente enamorado... La búsqueda se hace más dolorosa por lo que supone de reencuentro con los días lejanos de la infancia, tan sentados en la tierra, a los que el autor da todo su valor de Paraíso perdido en el recuerdo... En sus descripciones gráficas e inmediatas, adquieren especial relieve los personajes y el diálogo. Su mezcla de dramatismo, de humor y, sobre todo, de ternura, descubre el hondo cariño con que se aborda la empresa. La disposición del autor es más sentimental que polémica y en ella destaca su tristeza ante el último baluarte en que se mostraba el hombre de manera esencial. De aquí que el libro, en su conjunto, venga a ser como un adiós romántico de despedida al hombre de la tierra, antes de que se funda en la corriente masiva que anega a la Humanidad y en la que habrán de borrarse definitivamente los perfiles auténticos del hombre como individuo.