domingo, 10 de agosto de 2025

El becerro de oro (Carmen Kurtz)

 

Publicado por Planeta en enero de 1964.
251 páginas (ADE).

La sexta novela de Carmen Kurtz empieza con el suicidio del protagonista, Bernardino Cano, cuya muerte enciende en sus allegados el rescoldo de viejos rencores.

Son estos personajes secundarios los auténticos narradores de las páginas siguientes y por boca de cada uno de ellos la patética humanidad del protagonista queda perfilada con trazos seguros e infinitos matices.

Cada uno de ellos dará una semblanza distinta, acuñando facetas que no son más que otros tantos cristales donde se define la propia personalidad.

La avaricia y abulia de la madre, el odio de Aurelia, la comprensión de Loles, el escepticismo de José Devesa, el rencor de Ángela, la curiosidad de Lucas y el ansia de vivir de Casilda son los trampolines que utiliza la autora para llevar adelante el más extenso de sus relatos. Los sórdidos pormenores de un testamento injusto repercuten en aquellos que se ven beneficiados, o perjudicados, por la última voluntad del suicida, cuyos motivos permanecen oscuros, y lo que es retorno al pasado para unos es punto de partida y esperanza para otros.

La objetividad, el equilibrio y la técnica elegida en los capítulos y en los diálogos de El becerro de oro atestiguan la constante búsqueda de perfección de la autora. Y los personajes, descritos desde el fondo de su más descarnada personalidad, nos conducen al final de la novela como seres vivos a quienes estuviésemos escuchando.

* * *

¿No notáis en esta novela una cierta influencia de Los contactos furtivos, la obra de Antonio Rabinad?