sábado, 22 de febrero de 2020

Los miedos (Eduardo Blanco Amor)


Publicado por Destino en enero de 1963. Número 230 de la colección Áncora y Delfín.
193 páginas (ADE).

Eduardo Blanco-Amor, nacido en España a comienzos de siglo, vive en Buenos Aires desde 1919. Es colaborador de los más importantes periódicos de Hispanoamérica y profesor extraordinario de las Universidades de Chile, Uruguay y Nacional de La Plata. Ha fundado y dirigido numerosas publicaciones y a su impulso se deben empresas teatrales de alta calidad: “Teatro Español de Cámara”, “Teatro Popular Gallego”, etc. Ha publicado dos libros de poesía en castellano y tres en gallego; su ensayo “Chile a la vista” es una obra de gran resonancia. Su producción en prosa es más tardía y admirablemente madura. “La catedral y el niño” fue aplaudida sin reservas por la crítica, y a esta novela siguió “A esmorga”, que en edición castellana se titula “La parranda”.

Con “Los miedos”, Eduardo Blanco-Amor fue finalista del Premio Eugenio Nadal 1961. Se trata de una novela de calidad excepcional por su estilo, de perfección desacostumbrada en la narrativa de hoy, y apasionante por su realismo humanísimo, tratado al mismo tiempo con refinamiento y crudeza.

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Unos niños —Diego, Rosa Andrea y Roque Lois— pasan sus vacaciones, como todos los años, en la finca de su abuela, El Palacio, situada en la Galicia rural. Se aproxima el gran ritual báquico de la vendimia y, día tras día, amenaza el reencuentro con la escuela. Como todos los años se abre un paréntesis feliz de cuatro meses. Pero este año se introducirá en la vida de los niños un elemento nuevo: el miedo. Y no se trata ya de los miedos imprecisos, e incluso líricos, que pueblan las noches indefensas de la infancia: miedo a la oscuridad, a los lobos, a los ladrones. Ahora será el miedo al mundo de los adultos, que los tres amigos irán descubriendo estupefactos y horrorizados. Y deslumbrados también. No entenderán sus rituales, su minuciosa y absurda regulación de relaciones. Y, especialmente, no entenderán el sexo, el más decisivo descubrimiento de aquel verano. Con una prosa tersa y unos diálogos precisos e irónicos, Blanco Amor ha construido una novela excepcional sobre las angustias que anticipan la eclosión de la adolescencia.



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