sábado, 5 de octubre de 2019

Un náufrago en la sopa (Álvaro de Laiglesia)


Publicado por Planeta en enero de 1943.
164 páginas (ADE).

¿Cuántos hectolitros de sopa es capaz de ingerir un ser humano en el curso de una existencia corriente? ¿Cuál puede ser la influencia de ese océano de sopa que ha desfilado por el aparato digestivo de uno, y en qué medida puede afectar a su destino? ¿Qué relación existe entre la capacidad para el romanticismo, o la incapacidad, y el paso lento de un río de sopa por el paladar? ¿Hasta qué punto contribuye a vulcanizar las pasiones esa lenta erupción de lava tibia y alimenticia sobre cuya pastosidad escribe involuntariamente cada hombre su biografía? Preguntas difíciles de contestar. Preguntas acaso inéditas en los anales humanos. Pero Álvaro de Laiglesia, que ha afilado su pluma en las páginas del semanario “La Codorniz”, del que es director, ha encontrado el modo de contestarlas adecuadamente inventando esta ingeniosa fábula, basada en la ejemplar vida del joven Hugo y su novia Palmira Scott, cuyo padre murió devorado por un bacalao para vergüenza de los supervivientes de su familia.

Ocioso es decir que el humorismo en que se cimenta “Un náufrago en la sopa”, no puede condensarse en pocas líneas. Intentarlo sería tarea fútil. Y lo mismo podría decirse en cuanto a definir el estilo del autor. Álvaro de Laiglesia canaliza el torrente caudaloso de su originalidad por cauces imprevistos, utilizando cada pretexto para regalarnos con una imagen nueva, paradójica, desconcertante, deliciosamente ofuscadora. Álvaro de Laiglesia se acredita, en suma, como gran humorista.


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