Publicado por Destino en febrero de 1972. Número 362 de la colección Áncora y Delfín.
195 páginas (ADE).
Manuel Mejía Vallejo nació en Jericó (Antioquía) en 1923. Tras sus estudios visitó los países centroamericanos y allí obtuvo sus primeros triunfos literarios, al tiempo que iniciaba su colaboración en los periódicos más importantes de estos países. Su obra “El día señalado” fue galardonada con el premio Eugenio Nadal 1963.
Como una herida abierta que la rodea, allí bulle el suburbio. Ciudad y suburbio laten con ritmos diferentes pero en un mismo pulso: el del hombre. Y de aquí el problema de una sociedad desgarrada cuyas dos partes duelen al rozarse. Una varia galería de personajes —urbanos y suburbanos— se rebullen en las páginas de “Al pie de la ciudad” inmersos en su brega cotidiana por la vida. Mejor: por la subsistencia. El niño de la cabra, el padre, las vidas sin norte del doctor Arenas, de Luicho, del director de “El Público”, Amalia, el reportero, la Bruja, el inválido y el ciego, Martina, los perros sin dueño, el Viejo..., envueltos en sus afanes y desdichas, sus quimeras y realidades, su batallar sin descanso. La tragedia de sus vivires está suavemente matizada de lirismo en esta obra de Mejía Vallejo; el camino calculado y calculante de los unos (camino sin llegada), el camino sin caminos de los otros (con solo un respirar sin futuros). Soñar hacia atrás o hacia delante, pero soñar amargo. ¿Acaso no es un mal sueño la vida en los Barrancos? ¿Acaso no es un mal sueño la vida en la ciudad?
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