sábado, 17 de agosto de 2019

El pobre seductor (Remedios Orad)


Publicado por Taurus en mayo de 1959. Número 62 de la colección El Club de la Sonrisa.
112 páginas (ADE).

Como en “Matar a una mujer no es nada fácil”, publicada en esta misma colección, Remedios Orad nos presenta, con el más fino humor, el drama de un hombre.

Guillermo Larra, el protagonista de “El pobre seductor”, se encuentra de la noche a la mañana en posesión de uno de esos niños que —según él— “no vienen a cuento”; esos niños que las protagonistas de los folletines suelen abandonar en un portal una oscura noche de invierno, para que sean recogidos por la marquesa de turno.

Pero Guillermo, que se enfrenta con los mismos inconvenientes que “la pobre joven”, no tiene ni mantoncillo, ni ninguna de sus ventajas. En primer lugar, él sabe que si se deja un niño en un portal, es más fácil que lo pisen que no que lo recojan; sabe además que ser pisado no es nada sano, y sabe que un hombre no debe llorar, aunque no sabe por qué, que es lo que más rabia le da.

Tratando de arreglar su situación a “El pobre seductor” le llueven toda clase de complicaciones y, para colmo, se enamora de una misteriosa mujer y conoce a un americano.

¿Se pueden abandonar los niños por teléfono? ¿Encontrará Guillermo una madre para esa criatura tan inconveniente? ¿Encontrará un pedrito? ¿Conseguirá el amor de la misteriosa Carolina? ¿Qué es más útil: saber quién es su padre de uno o quién descubrió los cuerpos isótopos?

¡Ah!


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