sábado, 27 de julio de 2019

Te quiero, bestia (Álvaro de Laiglesia)


Publicado por Planeta en agosto de 1960.
157 páginas (ADE).

El editor confiesa que aún le dura la risa que le produjo la lectura de esta obra. TE QUIERO, BESTIA es probablemente el libro más divertido de Álvaro de Laiglesia. Las novelitas que lo componen, tanto por sus argumentos como por las ingeniosidades que contienen, forman un conjunto digno de pasar en bloque a todas las antologías. El mismo título está lleno de ternura. Al decir TE QUIERO, BESTIA, Álvaro de Laiglesia expresa el profundo cariño que siente por todos los animales que constituyen en el mundo la mejor compañía del hombre. Desde los bichos domésticos hasta las fieras, las bestias participan siempre de algún modo en nuestra vida. Ese pájaro que se tiene en una jaula, ese león que vimos en el Parque Zoológico, ese gato que solaza a nuestra tía, ese perro que nos acompaña cuando vamos a cazar… todos esos animales, en cierto modo, son personajes secundarios en la película de la vida, y bien merecen pasar por una vez a un primer plano.

Es lo que hace Álvaro de Laiglesia en este libro delicioso: saca a primer plano a todos esos compañeros irracionales que tiene la humanidad para no sentirse tan sola en el planeta. Desde la primera historia, titulada “La muela del juicio final”, pasando por “Dos pájaros en el balcón”, “El perro errante”, etc., todo este libro está lleno de humor valiente, tierno y simpatiquísimo.

Cada nueva narración de Álvaro de Laiglesia es una superación de las anteriores. No es otra la razón de que, al publicarse TE QUIERO, BESTIA, podamos asegurar sin propasarnos que aparece la mas reciente obra del humorista español preferido del público.

* * *

Este de Álvaro de Laiglesia es el primer libro de adultos que leí. Lo tenía mi abuela en su casa y como me hizo gracia la portada, se lo pedí prestado. Después de un debate entre mis padres y mi abuela sobre la idoneidad del libro para un niño chico como yo (supongo que tendría 10 años o así), mi abuela convenció a mis padres, y me fuí a casa con el libro bajo el brazo. Algunas cosas se me escaparon claro, pero recuerdo que me reí a carcajadas con estas historias (gracias abuela África).


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